La nostalgia del rumor de las olas
resuena en mi
como címbalo
atrayente
que me atrapa, me envuelve
y no me suelta,
sin dejar llegar
la paz a mi alma.
Y yo,
deshago mis sábanas
entre sudores inquietos,
entre el ir y venir
de mi cuerpo
rodando de un lado a otro
de la cama.
Oscuridad.
Silencio
Ahogo.
Oscuridad.
¡Dios, una luz!
Aquella mano
aún aprieta mi garganta y toso, carraspeo.
Me despierto de súbito
como si me hubieran activado
con un “click”.
La luz tenue del amanecer
resbala a través de la ventana
empapando toda la habitación.
Me doy cuenta
que yo también estoy empapado,
pero en sudor.
Y solo.
Siempre he estado solo.
Si al menos
me hubiera despertado
soñado por ti,
envuelto
en tu respirar,
abrazado
en tus brazos,
acariciado
por tus manos,
por tus labios besado…
Despiértame,
como tú
y yo
nos despertamos
en cada mañana.
…
Una mala noche.
Espero tener un buen día.
…..ooOoo…..